martes, 20 de noviembre de 2012

Fútbol-novela





Los que llevamos una vida siguiendo el fútbol sabemos que este se compone de ciclos, algunos  más largos que otros, unos buenos y otros malos, pero siempre hay cosas que se van repitiendo, y uno de los puntos de inflexión que marcan el  inicio o el fin de un ciclo, bueno o malo, es el cambio de un dt. Cuando la cosa viene mal es algo que se espera, cuando el ciclo terminante es bueno, es la noticia que el hincha no quiere escuchar. No siempre hay unanimidad en las opiniones sobre el ciclo que acaba cuando se producen los cambios, pero lo cierto es que lo que viene después del anuncio son semanas de opiniones, discusiones e incertidumbre que no dejan de tener un gustito especial pues nos entregan horas de conversación futbolística. 

Lo primero que hace el hincha al enterarse del cambio es celebrar o lamentarse dependiendo del caso, esto puede tomar un tiempo hasta salir de la euforia o el schock. Luego vienen las discusiones sobre si el momento era el adecuado, sobre si era lo mejor para el club o no, y los buenos o malos deseos para el entrenador saliente. Inmediatamente después  viene la incertidumbre, y el deseo de que llegue aquel dt que siempre hemos soñado que ponga a nuestro club en lo más alto de la división, el país o el continente. Hay tantos candidatos como hinchas, lo que se incrementa con las especulaciones  y el humo con que los medios nos llenan las pantallas y portadas, el dt saliente es rápidamente olvidado y la discusión se centra en el sucesor, que si debe ser alguien de la casa, alguien que conozca el medio, uno con experiencia o uno que juegue bonito. Las semanas que dura este proceso son tan intrigantes como la mejor novela de turno y si bien el final muchas veces se puede anticipar otras veces trae sorpresas, algunas agradables, otras no tanto, pero así es el fútbol y el hincha verdadero sabe que venga quien venga tendrá que apoyar hasta que se complete el siguiente ciclo y la novela vuelva a comenzar. 

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