miércoles, 31 de octubre de 2012

El hincha olvidado


El año 2012 ha sido particular para la interna del fútbol chileno, y no necesariamente por lo que esté pasando dentro de la cancha, si no que más bien por lo que pasa justo alrededor de ella. Las opiniones sobre el plan estadio seguro son variadas y claramente todas tienen un sesgo dependiendo de la experiencia personal y los beneficios posibles que le pueda traer a cada quien dicho plan, mientras para algunos se les esta limitando la posibilidad de vivir el fútbol con la pasión que acostumbra, para otros, es la oportunidad de limpiar las galerías de delincuentes y permitir la vuelta del hincha común a los estadios. El problema es que las autoridades solo tienen una visión y una definición de cual debería ser el dichoso hincha común perjudicando a una gran base de aficionados,  que son los  han sustentado nuestro campeonato durante muchos años.

El discurso dice que las barras bravas alejaron a la familia de los estadios, y que la familia atemorizada se quedó en sus casas esperando la oportunidad de volver. Lo que yo me pregunto es si durante los últimos veinte años, de verdad solo fueron delincuentes a ver fútbol, mi experiencia me dice que no. A esta altura de mi vida, son innumerables  las veces que estuve en una galería alentando a mi equipo, de la forma en que me gustaba vivirlo, saltando, cantando al ritmo de un bombo. No se si será por suerte, pero nunca me pasó algo. En la galería, a diferencia de lo que muchos pueden creer no me sentía inseguro, veía mucha gente como yo, estudiantes, trabajadores, padres con hijos, el abuelo con su radio, mujeres solas y acompañadas. Un par de veces viajé a regiones e incluso viví un inolvidable viaje siguiendo a mi equipo fuera del país, y junto conmigo no iban delincuentes, iban hinchas esforzados, muchos de ellos universitarios,  y felices por acompañar a su equipo. Ese hincha es el que está siendo pasado a llevar, siendo estigmatizado por vivir el fútbol de cierta manera que no va con lo que quiere la autoridad. Primero se le alejó del estadio de la selección al poner entradas excesivamente caras (desde la campaña anterior) y terminamos con la hinchada más apagada del continente, por suerte la campaña fue buena y a nadie le importó. Aquí apareció el que llamo hincha de selección, ese que cuando las cosas no van bien (ganando relajado)  critica en forma compulsiva, ese hincha que ve fútbol una vez al mes, cuando hay fecha eliminatoria, y que con suerte puede nombrar la alineación titular de la selección, mucho menos la de "su equipo". De seguro ninguno de esos hinchas estuvo cuando la cosa andaba mal y eramos los colistas de Sudamérica, no, ahí estábamos los mismos de siempre. En lo personal, no fui a ningún partido de la era Bielsa por que me sentí pasado a llevar, sentí que a la gente que vivía el fútbol como yo no se les quería en el estadio, y aun lo siento.

Finalmente, somos nosotros, los hinchas que hemos pagado mil entradas, que hemos caminado cientos de cuadras para volver a casa luego de un partido, que hemos llorado y reído en una cancha, y que nunca hemos recibido un peso a cambio, los que nos vemos olvidados, pero aún así, somos los que seguiremos ahí.





viernes, 26 de octubre de 2012

Las 7 vidas de Iker



La película "El Pianista" muestra la vida del músico polaco y judío Władysław Szpilman durante la segunda guerra mundial. En ella se aprecia todas las desventuras de este sacrificado artista que luchaba sólo (como si fuera poco) por sobrevivir. Pasó hambre, estuvo enfermo,  vivió escondido y silencioso para que no lo descubrieran los nazis. Pobre vida del hombre.

                Pero aun así hay algo de lo que se preocupa Roman Polański (director de la película) de dejar en claro: Szpilman, siempre tuvo la capacidad de reinventarse y adaptarse. Donde fue hizo lo que le pedían, trabajo en un gueto y buscaba pasar siempre desapercibido. El tipo tenía claro que en algún momento la guerra iba a terminar y que esa era una carrera de largo aliento, no de trayecto corto. Había que ser inteligente y saber sobrevivir cada día. Si la vida te da limones...

               

miércoles, 24 de octubre de 2012

El perro muerto.


               Se sentaron en el mejor restorant, sacaron a patadas a los dueños anteriores y prefirieron degustar por si solos lo que se había cocinado años antes. No hubo mucha culpa a la hora de comer, se sabía que así eran las reglas del juego.
              
                  El gran cocinero, aquel chef que se llevó todos los aplausos por el banquete preparado, renunció al poco tiempo.  Los hambrientos que mirábamos desde afuera sabíamos que las cosas serían distintas, muy distintas.
                Pasó el tiempo, la comida rica se acabó, las vacas volvieron a ser flacas y la teta dejó de dar leche. Esta vez y de forma muy cobarde, los comensales (los que se repartieron el chancho) mandaron a su empleado a dar la cara, como si él fuera el culpable de la situación actual. Si responsable, principalmente de lo que pasa en la cancha (o en la cocina si quiere seguir la metáfora) pero también de haber generado un ambiente en su propia contra.
               
                Borghi no fue muy inteligente a la hora de declarar "las viudas de Bielsa", "En Juan Pinto Durán hay menos información de la que suponíamos", "con Bielsa también hubo indisciplina, pero nunca se supo". Sin ayuda de nadie se ganó una pasada de cuenta a la hora de que las derrotas llegaran, y llegaron. No quería comparaciones con Bielsa, pero el mismo se fue comparando siempre.

               

martes, 23 de octubre de 2012

Las madres, las zorras y los inteligentes.


Pasó y se fue una nueva versión del mayor clásico del fútbol chileno, una nueva en el historial, en un campeonato sano no debería haber más de dos al año.

                Lo más probable que esta última edición no pase a los anales como una de las mejores ni tampoco de las peores. No tiene como competir con la final de apertura 2006 y el 5-0 del último apertura por mencionar algunos. Aun así, no podemos dejarlo pasar, es una voz de alerta de lo que se ha convertido nuestro fútbol y me atrevería a decir nuestra sociedad.

                Terminamos hablando, como siempre, de lo que vende y no de lo que importa. Por un lado un jugador fuera de si le pega a mansalva un codazo a un compañero de profesión. ¿Tendrá claro ese arquero, a mi entender el mejor de Chile, que tiene una U en el pecho que representa a la entidad educacional más antigua y prestigiosa de nuestro país?, ¿Qué pensaría Andrés Bello si viera a Herrara "pecharse" con Prieto?, ¿En qué momento nos perdimos tanto?. Nuestro fútbol está en una crisis de decencia impresentable. Los entrenadores de los equipos más grandes de l campeonato terminan al borde de los combos en plena cancha, uno de ellos entra al camarín gritando "la moda se acabó" y el otro encara a jugar rival mientras esta da una entrevista "vos sos un boludo" le dijo. Ejemplos de cómo comportarse en la cancha...