La frase corresponde a una que supuestamente
dijo Carlos Dittborn en Lisboa por allá en el lejano 1956, clave, en teoría,
para conseguir la sede de la Copa del Mundo en 1962. El tiempo dirá que la famosa cita nunca existió.
Pero
en fin, a 100 años de la creación de nuestra Federación de Fútbol y en más de
80 años de campeonato nacionnal nunca una frase a catalogado tan certeramente la
realidad de nuestro deporte, es que de verdad no tenemos algo Mejor dicho, no
hemos ganado algo.
Ayer
domingo volvimos a caer en una Copa del Mundo. La sub 20 de Mario Salas no pudo
superar los cuartos de final del torneo planetario, cayó como han caído muchas
selecciones nacionales pensando en el “hacer historia”, en que “no le tememos a
nadie”, asegurando que “podemos hacer algo grande”. Y ahí quedamos en medio de
dos jugadores vestidos de rojo que no se ponen de acuerdo en como despejar una
pelota mientras el balón pasa por el medio de los dos y se mete dentro del
arco dando botes burlones. Terminando con la historia que se iba a escribir pero que nunca se publicó.
Esta
película la hemos visto muchas veces, con distintos escenarios y contra
múltiples rivales, a ratos el error cometido es otro en particular pero en
general la soberbia y poca memoria nos
pasan la cuenta. Cada vez que una selección empieza a tener un buen camino en
una competencia suenan las voces que ya hablan de “la mejor de la historia”,
sea el nivel que sea. En los equipos no hay mucha diferencia, Colo-Colo ´73 y el
Ballet Azul son comparados continuamente como si la meta común fuera superar
sus hazañas y no complementarlas con otras. Egoísmo puro.
Han
desfilado generaciones de jugadores criollos que creen sabérselas todas, que
efectivamente se sienten los mejores de la historia y que no necesitan aprender
más. “Esta vez será distinto porque estoy yo” y no son capaces de ver los
errores que se han cometido en el pasado e intentar ganar algo por fin.
Lo
que pasó en Estambul me recordó a lo que sucedió en Canadá 6 años antes con otra
generación que aseguraba ser la mejor de la historia y que juraba que la iba a
reescribir pero terminó goleada por Argentina y con jugadores envueltos en un
escandalo. O podemos echar el calendario un poco mas atrás en las olimpiadas de
Sydney ahí en los últimos 5 minutos
Camerún nos dio vuelta una semifinal que parecía cerrada. O el gol del
Vastic en el último suspiro en Francia ´98.
Y
así siempre pasa algo, que un penal, que un robo arbitral, que la mala suerte,
que la expulsión, que el palo o simplemente el pelotudo que se corta la frente
en el Maracaná ante 150.000 testigos…
Escribo con amargura acumulada en 27 años de fracasos, espero de verdad
que aprendamos de esta derrota, que podamos sacar conclusiones positivas que
nos lleven (al fin) a ganar algo. No
hablo de levantar copas a cada rato pero por último de vez en cuando.
Esta generación tiene la oportunidad de mejorar nuestra realidad futbolística pero si Melo se cree mejor que el Sapito, si Lichnovsky o Robles piensan que son mejores que Don Elías
o Quintano, si Martínez o Fuentes apuestan que están al mismo nivel de Jorge
Toro o Eladio Rojas, o si Ángelo o Castillo juran que son mas que Salas,
Zamorano, Caszely o Leonel. Si eso vuelve ocurrir mejor cerramos el boliche,
hacemos un parque en el Nacional, le regalamos Quilín entero a alguna escuelita,
Pinto Durán lo volvemos un museo a la porfía y no seguimos sufriendo, porque no tenemos nada y así seguiremos sin tener algo.
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