viernes, 5 de julio de 2013

Quiero volver a llorar don Gustavo

Ya han pasado 16 años desde aquel día en que encerrado en la pieza de mis padres, escuchaba en una radio reloj como Colo Colo caía en penales contra Cruzeiro por la semifinal de la libertadores. Almohada en la cabeza, la cara enterrada en el colchón y una pena infinita. 

A mis 14 años,  ya había visto a Colo Colo tri campeón y lo había visto ganar una libertadores, pero como un niño. El 91 con 8 años uno sabía que Colo Colo ganaba, pero el fútbol no se veía igual. A los 14 ya me sentía un erudito. Si bien no podía ver todos los partidos, la radio y la revista Triunfo del día Lunes (por la que sacrificaba mi colación) eran mis mayores aliados. Recuerdo de esa campaña la larga vuelta del colegio a la casa, escuchando en el personal estéreo los partidos contra los venezolanos, en tiempos en que para aprovechar el viaje, jugabas contra los dos equipos extranjeros Martes y Jueves de la misma semana. Los cuartos de final contra la católica que también tenía un equipazo con un Beto Acosta tremendo, y finalmente aquella maldita semifinal. 

A esas alturas, Cruzeiro era un viejo conocido. El 92 en Kobe les habíamos ganado la Recopa y el 96 nos habían goleado en la Super Copa, con ese  4-0 en el Monumental el día de mi cumpleaños. Ese 4-0 fue especialmente doloroso, pues era mi primera vez en el monumental. Recuerdo claramente el infortunio de Arbiza y a Dida tapando cuanto tiro del Coto intentaba llegar al ángulo. La larga caminata a la salida para poder tomar locomoción solo le añadió dolor a la noche.  Por esta razón el cruce del 97 era la oportunidad perfecta para la revancha, era el tercer año de Benítez y la base del equipo funcionaba como reloj, todo lo que soñaba era ganar esa llave. El partido de ida fue ingrato, el error de Marcelo Ramirez permitió a Cruzeiro ganar por un escuálido 1-0, pero todos teníamos fe de que la revancha sería otra cosa.  Lamentablemente mi familia no era muy futbolera y mi viejo no era colo colino, por lo que tuve que prepararme para escuchar el partido en casa.   Todo lo que recuerdo es que fueron 90 minutos de tensión absoluta. Llegamos a estar 3-1 arriba, pero poco nos duró la ventaja. El marcador final fue de 3-2 lo que nos llevó a penales.  Durante el partido Ivo Basay había convertido 2 tiros desde los 12 pasos, lamentablemente la tercera vez erraría, lo propio Espina. Dos de los referentes fallaban y el sueño de la libertadores se escapaba al mismo tiempo que lo hacían un par de lágrimas  de mis ojos.  La pena fue infinita, pero las alegrías que nos llevaron a esa definición valen el riesgo de sufrir. 

Don Gustavo, bienvenido de vuelta, por favor denos nuevamente la oportunidad de sufrir así, de sufrir una eliminación peleando en Belo Horizonte, de perder una semi de Super Copa contra Sao Paulo. Pero tómese su tiempo,  tiene todo el crédito del mundo para gastarlo, aunque la 30 se demore, aunque la contra gane, vuelva a armar un equipo que nos haga sufrir por la copa de verdad...



No hay comentarios:

Publicar un comentario